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Los rostros cabizbajos tras el sismo

 

Leonel Martínez

 

El cielo gris y clima frío; en silencio. Dos semanas después del sismo en la calle Sierravista esquina Coquimbo, de la colonia Lindavista, aún se mantiene restringido el paso debido a los edificios que se derrumbaron. Los trabajos para recoger escombros continúan y los elementos de la Marina y el Ejército rondan el lugar.

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Después del terremoto de magnitud 7.1, los habitantes lucen cabizbajos, serios y enojados tras la nula ayuda, dicen, de las autoridades locales. Fueron los vecinos quienes recolectaron y repartieron víveres.

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A unos cuantos pasos, al cruce con Río Bamba se colocaron flores y veladoras en memoria de las personas fallecidas por el sismo. Los vecinos, enojados, expresan que ninguna autoridad ha sido capaz de ayudarlos. “Ellos nada más van un rato y se van, no hacen nada, aquí tuvimos al delegado vino a promocionarse”.

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Dentro de la misma delegación, Gustavo A. Madero, 8 kilómetros adelante se encuentra la colonia Nueva Atzacoalco. Ahí, en la calle 314 todavía hay muros derrumbados, casas destrozadas, fachadas con grietas y el pavimento dañado.

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En el número 614 una familia perdió parte de su casa pues la parte superior de la vivienda se desplomó; dicen, no han recibido apoyo de las autoridades. Los vecinos de ambas colonias, coinciden en sentirse abandonados por las autoridades y ante el panorama electoral que se avecina una persona opina que, “no votaría por nadie, ahora menos que nunca. Yo no quisiera votar porque siempre es lo mismo, siempre gana el PRI, para qué”.

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